
Una Finca propia
EL futuro de Manuel Maldonado ligado a la dehesa se materializa con la compra de su propia finca en 2014. Los cerdos ibéricos, seleccionados a conciencia, son de pura raza* y estirpe seleccionada. La crianza del cerdo ibérico es en extensivo, se alimentan en montanera con frutos de la dehesa como la bellota, pastos, raíces y tubérculos y, en los meses menos fértiles, con una mezcla exclusiva de cereales de proximidad.
*La pureza racial de los cerdos de Maldonado está confirmada por análisis de ADN individual realizado por investigadores de Genética Molecular de la Universidad de Córdoba.
La Obsesión
Ibéricos Maldonado surge de una sana obsesión: la de Manuel Maldonado en interpretar la dehesa extremeña.
Criado entre carnes y embutidos, el fundador de Ibéricos Maldonado nació en Alburquerque (Badajoz), cuna ibérica por excelencia, y localidad donde se halla la firma que lleva el nombre familiar.
En 1992, el joven Manuel fundó junto a su padre, el carnicero Sabas Maldonado, la firma de jamón y productos ibéricos, una empresa artesanal con la que mostrar al mundo la autenticidad de los productos de la zona.
El Gérmen
La carnicería familiar fue buena escuela para el hijo de Sabas. En los años 60 y 70 del siglo XX las carnicerías de entornos rurales no trataban con distribuidores. Los propios carniceros hacían la labor de ojeadores para identificar a los cerdos que, posteriormente, querían comercializar. Acompañando a su padre fue Manuel Maldonado adquiriendo conocimientos, y en el obrador de la carnicería comenzó a forjarse su leyenda de afinador de ibéricos, ya fuera elaborando embutidos o curando jamón ibérico.
Intérprete de la dehesa
El cerdo ibérico es habitante de la dehesa desde tiempos inmemoriales. El ecosistema propio de la dehesa ha conformado su morfología: cerdo y entorno comparten origen. El exquisito cuidado con el que Manuel Maldonado preserva el campo y asegura la crianza de los cerdos en libertad es resultado de una investigación empírica sostenida en el tiempo.
La observación de los animales, su evolución y su entorno conforman a Manuel Maldonado como intérprete de la dehesa. Un claro honor, y una firme responsabilidad.
Maldonado da a flora y fauna todo aquello que necesitan, y animales y dehesa devuelven con creces los cuidados recibidos.
Los cerdos se crían en amplios espacios de 6-10 hectáreas por ejemplar, un lujo de la naturaleza que los intérpretes de la dehesa custodian para las generaciones posteriores.